El yodo radiactivo es absorbido selectivamente por las células tiroideas funcionantes y las destruye. Se administra en forma de líquido insípido e incoloro. Es difícil predecir la dosis exacta necesaria para el eutiroidismo, por lo que la cantidad administrada representa la mejor estimación. Las dosis típicas varían entre 5 y 15 mCi en función del tamaño de la glándula. Algunas autoridades recomiendan una dosis muy alta para inducir un hipotiroidismo rápido que luego se corrige con tiroxina. La respuesta no es detectable hasta pasadas 6-8 semanas, durante las cuales es necesario administrar carbimazol o un betabloqueante. El carbimazol debe retrasarse 2-3 días tras la administración de yodo radiactivo, ya que impide la captación de yodo.
El hipertiroidismo se resuelve en hasta el 60% de los pacientes tras una dosis única de I-131. Debe administrarse una segunda dosis si no hay mejoría en unos 4 meses. Alrededor del 8% de los pacientes se vuelven hipotiroideos en los primeros años; el hipotiroidismo permanente está presente en el 80% a los 20 años.
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