El pronóstico del cambio graso es bueno siempre que se deje de beber o se controle el consumo de alcohol. Si el consumo de alcohol sigue siendo elevado, el paciente corre el riesgo de desarrollar una cirrosis alcohólica.
Muchos pacientes con hepatitis alcohólica aguda se deterioran rápidamente y entre el 20 y el 50% mueren. La resolución es lenta incluso en los que se abstienen. El mal pronóstico se asocia a un aumento del tiempo de protrombina, que no responde a la vitamina K intramuscular, y a una elevación de la bilirrubina sérica por encima de 20 mg.
Los cirróticos alcohólicos que siguen bebiendo tienen una supervivencia a 5 años del 30%; entre los abstemios, ésta mejora hasta el 70%. La ascitis, la ictericia y la hemorragia varicosa son signos de mal pronóstico. Las mujeres sobreviven peor que los hombres.
El carcinoma hepatocelular complica al 10-15% de los pacientes con cirrosis.
Al menos el 25% de los pacientes con ALD siguen consumiendo alcohol independientemente del tratamiento.
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