El procedimiento de Hartmann se realiza cuando un carcinoma de recto resulta irresecable debido a una invasión local o a que el paciente no es apto para una resección mayor. También puede utilizarse en situaciones en las que una anastomosis primaria sería peligrosa, por ejemplo, en caso de diverticulitis perforante grave.
El extremo inferior del recto se cierra con suturas o grapas y se deja in situ. El extremo superior del intestino se compra como una colostomía descendente.
De este modo, el recto residual queda completamente inutilizado. Sin embargo, sus secreciones siguen saliendo por el ano.
Cuando se utiliza para afecciones inflamatorias, el intestino puede volver a conectarse cuando la inflamación local se ha resuelto, lo que ocurrirá varios meses después.
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