Los métodos de cría a gran escala y el uso de piensos infectados favorecen la propagación de la infección entre los animales de granja. Del mismo modo, durante el procesamiento a gran escala de las canales, la carne no infectada se contamina durante la evisceración, y la Salmonella sobrevive a la congelación.
El pollo y el pavo son los más incriminados, aunque la ternera, el cerdo, el cordero y otros despojos animales pueden constituir una fuente de infección. Una cocción adecuada suele eliminar las bacterias, que mueren fácilmente con el calor (60 °C durante 15 minutos). Sin embargo, incluso después de la cocción, la carne puede contaminarse con carne cruda en una cocina en la que falten la higiene y las buenas prácticas.
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