El tratamiento del síndrome de Boerhaave suele consistir en una combinación de intervenciones médicas y quirúrgicas. (1) El pilar del tratamiento incluye evitar toda ingesta oral, reposición de volumen, cobertura antibiótica de amplio espectro, soporte nutricional (normalmente parenteral), control de la fuente de cualquier fuga e intervención quirúrgica o endoscópica rápida según esté indicado. Lo ideal es que todo ello se instaure en las seis horas siguientes al diagnóstico y con la estabilización del paciente: pasado este tiempo, los efectos metabólicos y el daño al esófago hacen que la supervivencia sea menos probable.
El tratamiento médico incluye evitar toda ingesta oral durante al menos 7 días, nutrición parenteral, antibióticos intravenosos de amplio espectro durante 7 a 14 días y drenaje de cualquier acumulación de líquido.
La cirugía implica el drenaje de la cavidad pleural, la búsqueda de patología concomitante en la toracotomía, por ejemplo tumores, la extirpación de la lesión y el cierre del tórax con un drenaje subacuático. La esofagectomía puede ser necesaria para lesiones estenosantes extensas. Puede ser necesaria la alimentación parenteral o una gastrostomía de alimentación.
La cirugía tiene una mortalidad del 36%, mientras que el tratamiento médico tiene una mortalidad del 65% en 24 horas y del 100% al cabo de una semana.
Las técnicas endoscópicas avanzadas pueden ofrecer a los pacientes una intervención terapéutica mínimamente invasiva. Los abordajes endoscópicos para tratar la perforación esofágica incluyen la colocación de endoprótesis esofágicas totalmente cubiertas, clips a través del endoscopio, clips sobre el endoscopio y sutura endoscópica, resección esofágica y derivación. (2)
Referencia
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