El prurito vulvar es, literalmente, picor en la vulva.
Se desconoce la frecuencia de esta afección, pero se especula que la mayoría de las mujeres la padecen en algún momento de su vida (sobre todo durante el periodo posmenopáusico debido a la carencia de estrógenos) (1).
Los antecedentes de la afección y un examen clínico minucioso pueden sugerir la causa.
- La queja debe considerarse en el contexto del estado general de salud del paciente y debe examinarse en busca de signos de afecciones cutáneas generalizadas.
- La historia clínica debe indagar sobre:
- el inicio, la gravedad y la calidad del prurito, el momento en que aparece
- factores de alivio/exacerbación
- historial de baños/cuidados de la piel
- tratamientos anteriores
- contactos pruriginosos, animales domésticos, exposición sexual
- relación con el coito y la menstruación
- anticoncepción
- historial de viajes
- aplicación tópica para identificar irritantes y alérgenos
- historial previo de picores y erupciones
- antecedentes médicos como atopia, diabetes mellitus, etc.
- exploración física
- deben examinarse la vulva y el tracto genital
- lesiones cutáneas primarias y lesiones cutáneas secundarias resultantes del rascado (excoriación, hiperpigmentación y liquenificación),
- buscar cualquier secreción
- exámenes de laboratorio
- debe realizarse un frotis cervical
- frotis vulvar y vaginal alto
- si hay leucoplasia, la paciente debe ser remitida para biopsia vulvar.
Las pacientes que presenten esta afección deben someterse a un cribado de diabetes (análisis de glucosa en orina).
Referencias: