La albúmina plasmática por sí sola es un marcador insensible e inespecífico del nivel de nutrición. Esto se debe a que su concentración se ve afectada por una serie de factores, por ejemplo, su distribución entre los compartimentos corporales y su prolongada vida media de 18 días.
Sin embargo, en presencia de estigmas históricos y físicos de desnutrición, un valor de albúmina igual o inferior a 32 g/l es un índice clave de desnutrición grave.
Las proteínas plasmáticas alternativas pueden ser más sensibles y específicas para la malnutrición debido a sus vidas medias más cortas y cinéticas más simples. Entre ellas se encuentran la transferrina y la prealbúmina.
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