La urticaria y el prurito son efectos relativamente frecuentes de la transfusión debidos a anticuerpos en el plasma del receptor contra proteínas del plasma del donante.
Con menor frecuencia, la alergia puede estar asociada a anticuerpos contra IgA; la deficiencia de IgA se produce en menos de 1 de cada 10.000 personas.
En general, se desarrolla alguna reacción alérgica en el 1-2% de las transfusiones.
El tratamiento suele ser con clorfenamina (piriton) que, además, puede administrarse antes de la transfusión si se repite, especialmente si se han observado reacciones alérgicas en el pasado.
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