Suelen administrarse corticosteroides, por ejemplo, prednisolona 30-40 mg diarios durante un mes, reduciéndose a una dosis de mantenimiento de 10 mg diarios en el transcurso de los meses siguientes en función de la respuesta clínica. El tratamiento puede continuar durante 2-3 años, a veces de por vida.
La eficacia del tratamiento se comprueba mediante pruebas de la función hepática y, si éstas empeoran a pesar del tratamiento, mediante biopsias hepáticas periódicas. Si no hay remisión, puede añadirse azatioprina. Si los corticoides no son eficaces, puede probarse la ciclosporina.
El 50% de los pacientes recaen y deben volver a tomar corticoides.
En las fases avanzadas de la enfermedad que no responden al tratamiento, debe considerarse el trasplante de hígado.
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