La infección por criptosporidios puede ser crónica y poner en peligro la vida de los inmunodeprimidos, especialmente los pacientes con VIH.
El nivel de inmunosupresión determinará la presentación clínica, que puede ir desde la ausencia de síntomas o la enfermedad transitoria hasta la diarrea crónica/recurrente o la diarrea de tipo colérico, que puede provocar emaciación y malabsorción potencialmente mortales.
La incidencia de criptosporidiosis en pacientes infectados por el VIH ha disminuido drásticamente desde la introducción de la terapia antirretroviral combinada (TARC) (1).
El aislamiento persistente de Cryptosporidia en muestras de heces durante más de un mes es diagnóstico de SIDA.
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