A veces esta afección no necesita tratamiento, especialmente si las crisis son de tipo parcial simple, ocurren sólo por la noche y son poco frecuentes.
Debe asesorarse a las familias sobre la relación con la privación de sueño, la buena higiene del sueño y las implicaciones para las fiestas de pijamas.
El examen del neurodesarrollo es esencial para detectar posibles problemas del habla y el lenguaje, dislexia o trastornos de la atención; puede ser necesaria una evaluación adicional por parte de un psicólogo o logopeda.
La práctica terapéutica varía: a veces no se prescriben fármacos antiepilépticos cuando las crisis son escasas, exclusivamente nocturnas y no implican pérdida de conciencia. Cuando el tratamiento farmacológico está indicado, la carbamazepina, el valproato sódico o el levetiracetam pueden ser eficaces y la mediana del período de crisis activas es de tres años.
La medicación de rescate (Midazolam bucal) está indicada si se han producido convulsiones generalizadas.
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