La enfermedad tiene un curso variable. En muchos casos, los síntomas se resuelven en 2-4 semanas. Sin embargo, en algunos casos la fatiga, el malestar general y la anorexia pueden durar semanas o incluso meses.
Existen pruebas de que, en los pacientes con mononucleosis infecciosa, el síntoma crónico de la fatiga aparece hasta en la mitad de los pacientes (1). El mal funcionamiento físico predice sistemáticamente un retraso en la recuperación (1).
Tras la resolución de los síntomas de la MI, el VEB puede permanecer latente en los linfocitos B y en las células epiteliales orofaríngeas de por vida (2) (15 - 20% de los pacientes infectados pueden convertirse en portadores a largo plazo) (3). De vez en cuando pueden producirse reactivaciones asintomáticas en estos pacientes (2).
Hasta la fecha no existen datos sólidos que impliquen sistemáticamente al VEB como agente etiológico del síndrome de fatiga crónica. (4)
Referencias:
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