No debe intentarse la anestesia raquídea en las siguientes situaciones
- infección de la piel en el lugar probable de inserción de la aguja espinal
- diátesis hemorrágica preexistente o anticoagulación: la hemorragia puede ejercer presión sobre la médula
- deformidad esquelética u osificación de la columna vertebral
- compromiso cardiovascular:
- shock o hipovolemia: disminuye aún más la presión arterial
- estados de gasto cardíaco fijo, por ejemplo, estenosis aórtica: el paciente es incapaz de adaptarse al estrés de la hipotensión
- afecciones neurológicas: el deterioro postoperatorio puede achacarse a la anestesia
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