El tratamiento con antimetabolitos puede causar una amplia gama de efectos secundarios tóxicos. Algunos, como la mielosupresión, están relacionados con la dosis del fármaco y la duración del tratamiento. La mayoría de los antimetabolitos no se administran a diario. Las excepciones son la mercaptopurina y su precursor, la azatioprina.
Deben tenerse en cuenta algunas consideraciones farmacológicas importantes a la hora de administrar antimetabolitos.
Por ejemplo, el daño renal preexistente o la presencia de derrames malignos pueden aumentar la toxicidad del metotrexato. Asimismo, el uso de fármacos no esteroideos y antiinflamatorios puede retrasar la excreción de metotrexato y aumentar así sus efectos tóxicos.
Por ejemplo, el tratamiento con alopurinol potencia enormemente la acción de la azatioprina y la mercaptopurina al bloquear el catabolismo de estos fármacos.
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