La tecnología avanza a un ritmo rápido, pero no hay sustituto para la observación de los signos clínicos básicos. No obstante, la monitorización instrumental de la anestesia general puede ser con una selección de:
- la concentración inhalada de agente volátil, que se cree que representa fielmente la concentración alveolar mínima (MAC) del agente:
- la concentración mínima de agente anestésico dentro de los alvéolos que suprime el movimiento en respuesta a una incisión cutánea estándar en el 50% de la población
- se deduce de la concentración de gas anestésico en el flujo inspirado/espirado medida por un analizador de infrarrojos
- la MAC da una escala de la magnitud de la dosis adecuada, pero ésta se titula en función de las necesidades del paciente
- depende de la consecución de un estado de equilibrio
- volumen ventilatorio, comparado con la observación directa de los movimientos torácicos
- pulsioximetría: permite calcular la saturación arterial de oxígeno y la frecuencia del pulso
- pletismografía digital
- electrocardiograma: frecuencia, ritmo y cambios isquémicos
- línea de presión venosa central: permite distinguir la disminución del gasto cardíaco de la hipovolemia
- electromiografía: la estimulación del nervio motor y la detección de la contracción muscular pueden indicar la profundidad del bloqueo neuromuscular
- contractilidad esofágica: la profundidad de la anestesia es proporcional a la contracción espontánea del músculo liso del tercio inferior del esófago
- EEG:
- escasa correlación de la salida básica con la conciencia
- la amplitud total y la frecuencia de la señal procesada son más útiles
- Potenciales evocados: respuesta eléctrica de la corteza cerebral o del mesencéfalo a estímulos externos, por ejemplo somatosensoriales, auditivos y visuales.