Los analgésicos orales tienen la ventaja de que son fáciles de administrar, llegan a su destino por vía fisiológica y suelen ser menos costosos que otras formas de analgesia.
Sin embargo, la vía oral depende de que el paciente no sea "nulo por vía oral", de un cumplimiento estricto y de tasas de absorción variables, está sujeta al metabolismo de primer paso y no es titulable. También depende de que el intestino funcione fisiológicamente, es decir, que no haya diarrea ni vómitos.
Prácticamente todos los analgésicos habituales pueden administrarse por vía oral.
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