La vitamina K1 debe administrarse profilácticamente en todos los recién nacidos poco después del nacimiento, ya sea por vía oral o mediante inyección intramuscular -los regímenes disponibles (intramuscular u oral) pueden ser eficaces en la prevención de la enfermedad hemorrágica del recién nacido (EHRN)-, pero sólo si se completa en su totalidad (1).
Existen pruebas que asocian la vitamina K intramuscular frente a la oral con el cáncer infantil. Sin embargo, esta conjetura ha sido cuestionada por un amplio estudio retrospectivo que no encontró diferencias entre las vías oral e intramuscular y el riesgo asociado.
La vitamina K oral no es tan eficaz para prevenir la enfermedad hemorrágica de aparición tardía. No obstante, en Europa se mantiene la tendencia a utilizar agentes orales.
Muchos casos de EHRN catastrófica van precedidos de hemorragias de aviso o ictericia, y la incidencia de la EHRN podría reducirse si siempre se reconocieran estos signos.
Se calcula que el riesgo relativo de desarrollar una hemorragia tardía por déficit de vitamina K es 81 veces mayor entre los lactantes que no reciben vitamina K intramuscular que entre los que sí la reciben (2).
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