El tubo cardíaco se desarrolla a partir de angioblastos que forman pequeños vasos sanguíneos en la región anterolateral a la placa neural. Ésta es la zona cardiogénica.
Con la ampliación de la región cefálica del embrión sobre el área cardiogénica en dirección cefálica, la región de los angioblastos dentro del mesodermo esplácnico se desplaza ventral y rostralmente. Paralelamente, se produce un plegamiento ventral del mismo mesodermo que actúa para fusionar un vaso relativamente grande derivado de los angioblastos de cada lado. El vaso resultante de la fusión es el tubo cardíaco. Se encuentra a nivel del tórax primordial. Además, el plegamiento y la fusión del mesodermo producen un espacio dentro del cual el tubo cardíaco está suspendido de la pared dorsal por más mesodermo denominado mesocardio dorsal. Este espacio es la cavidad pericárdica. La pérdida de células dentro del mesocardio dorsal conduce a la formación del seno pericárdico transversal en el corazón maduro.
El tubo cardíaco primitivo se conecta con las aortas dorsales, también formadas por angioblastos, a través de los arcos aórticos primitivos en el extremo cefálico. En el extremo caudal, el tubo está en continuidad con el sistema venoso primitivo. El tubo cardíaco se vuelve contráctil poco después de su condensación; envía ondas pulsátiles de sangre a las aortas dorsales.
Posteriormente, pero con un gran solapamiento temporal, el tubo cardíaco
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