- Unidades de ictus
- las personas con discapacidad tras un ictus deberían recibir rehabilitación en una unidad de hospitalización especializada en ictus y, posteriormente, por parte de un equipo especializado en ictus dentro de la comunidad
- un servicio de rehabilitación de pacientes hospitalizados por un ictus debe constar de lo siguiente: un entorno específico para la rehabilitación de pacientes con ictus un equipo multidisciplinar básico que tenga los conocimientos, las habilidades y los comportamientos necesarios para trabajar en colaboración con las personas que han sufrido un ictus y con sus familias y cuidadores para gestionar los cambios experimentados como consecuencia de un ictus
- acceso a otros servicios que puedan ser necesarios, por ejemplo
- asesoramiento sobre continencia
- dietética
- ayudas electrónicas (por ejemplo, mandos a distancia para puertas, luces y calefacción, y ayudas para la comunicación)
- psiquiatría de enlace
- ortopedia
- ortopedia
- farmacia
- podología
- servicios de sillas de ruedas
- programa de formación multidisciplinar
- equipo multidisciplinar básico para una unidad de ictus
- un equipo multidisciplinar básico de rehabilitación del ictus debe estar formado por los siguientes profesionales con experiencia en la rehabilitación del ictus:
- médicos consultores
- enfermeras
- fisioterapeutas
- terapeutas ocupacionales
- logopedas
- psicólogos clínicos
- auxiliares de rehabilitación
- trabajadores sociales
Detección y evaluación
- al ingresar en el hospital, para garantizar la seguridad y el confort inmediatos de la persona con ictus, hay que examinarla para detectar los siguientes aspectos y, si se detectan problemas, iniciar el tratamiento lo antes posible:
- orientación
- posicionamiento, movimiento y manipulación
- deglución
- transferencias (por ejemplo, de la cama a la silla)
- riesgo de zonas de presión
- continencia
- comunicación, incluida la capacidad de comprender y seguir instrucciones y de transmitir necesidades y deseos
- estado nutricional e hidratación
- realizar una evaluación médica completa de la persona con ictus, que incluya la cognición (atención, memoria, conciencia espacial, apraxia, percepción), la visión, la audición, el tono, la fuerza, la sensibilidad y el equilibrio)
Planificar y llevar a cabo la rehabilitación del ictus
- para garantizar la seguridad de la persona que ha sufrido un ictus, manteniendo al mismo tiempo un enfoque centrado en el paciente, es necesario establecer procesos clave
- los procesos incluyen la evaluación al ingreso en el servicio de rehabilitación, el establecimiento de objetivos individualizados y la planificación de los cuidados centrada en el paciente. Garantizar que las reuniones de fijación de objetivos durante la rehabilitación del ictus
- formen parte del horario semanal
- implicar en el debate a la persona con ictus y, si procede, a su familia o cuidador
- ofrecer inicialmente al menos 45 minutos de cada terapia relevante de rehabilitación del ictus durante un mínimo de 5 días a la semana a las personas que tengan capacidad para participar y en las que se puedan alcanzar objetivos funcionales. Si se necesita más rehabilitación en una fase posterior, adapte la intensidad a las necesidades de la persona en ese momento.
- considerar más de 45 minutos de cada terapia relevante de rehabilitación del ictus 5 días a la semana para las personas que tienen la capacidad de participar y seguir haciendo mejoras funcionales, y donde los objetivos funcionales se pueden lograr
- si las personas con ictus no pueden participar en 45 minutos de cada terapia de rehabilitación, asegúrese de que la terapia se sigue ofreciendo 5 días a la semana durante menos tiempo y a una intensidad que les permita participar activamente.
Funcionamiento emocional
- Evaluar el funcionamiento emocional en el contexto de las dificultades cognitivas de las personas tras un ictus. Cualquier intervención que se elija debe tener en cuenta el tipo o la complejidad de la presentación neuropsicológica de la persona y la historia personal relevante
- muchas personas que han sufrido un ictus experimentan una angustia que afecta a su capacidad para beneficiarse de la rehabilitación y les impide participar en las actividades cotidianas. Las terapias psicológicas adaptadas a las necesidades y circunstancias individuales pueden ayudar a las personas y a sus familias o cuidadores con los trastornos emocionales y los problemas de relación posteriores al ictus.
Funcionamiento cognitivo
- Examine a las personas tras un ictus para detectar déficits cognitivos. Cuando se identifique un déficit cognitivo, lleve a cabo una evaluación detallada utilizando herramientas válidas, fiables y receptivas antes de diseñar un programa de tratamiento
- tras un ictus, muchas personas experimentan dificultades de atención, concentración, memoria, percepción y otras áreas de la cognición
- utilizar intervenciones para la memoria y las funciones cognitivas tras un ictus que se centren en las tareas funcionales pertinentes, teniendo en cuenta el deterioro subyacente. Las intervenciones pueden incluir
- aumentar la conciencia del déficit de memoria
- mejorar el aprendizaje mediante técnicas de aprendizaje sin errores y de elaboraciones (hacer asociaciones, uso de mnemotecnia, estrategias internas relacionadas con la codificación de la información como "vista previa, pregunta, lectura, estado, prueba")
- ayudas externas (como agendas, listas, calendarios y alarmas)
- estrategias ambientales (rutinas e indicaciones ambientales)
Deglución
- Ofrezca terapia de deglución al menos 3 veces por semana a las personas con disfagia después de un ictus que sean capaces de participar, mientras sigan consiguiendo mejoras funcionales. La terapia de deglución puede incluir estrategias compensatorias, ejercicios y consejos posturales.
- la disfagia (dificultad para tragar) es frecuente después de un ictus, y se da hasta en 2/3 de los pacientes con ictus
Comunicación
- ayudar a la rehabilitación de personas con afasia y otros trastornos de la comunicación tras un ictus:
- remitir a las personas con presuntas dificultades de comunicación tras un ictus a un logopeda para que analice detalladamente las deficiencias del habla y el lenguaje y evalúe su impacto
- proporcionar información, educación y formación adecuadas al equipo multidisciplinar que atiende a las personas que han sufrido un ictus para que puedan apoyar a la persona con dificultades de comunicación y comunicarse eficazmente con ella. Este apoyo puede incluir
- minimizar las barreras ambientales a la comunicación (por ejemplo, asegurarse de que la señalización sea clara y se reduzca al mínimo el ruido de fondo)
- asegurarse de que toda la información escrita (incluida la relativa a enfermedades y tratamientos) esté adaptada a las personas con afasia después de un ictus. Esto incluye, por ejemplo, cartas de citas, horarios de rehabilitación y menús.
- formación en habilidades de comunicación (como ir más despacio, no interrumpir, utilizar accesorios de comunicación, gestos, dibujar) a los interlocutores de las personas con afasia.
Movimiento
- la debilidad limita la capacidad de una persona para mover el cuerpo, lo que incluye cambiar la posición corporal, trasladarse de un lugar a otro, caminar y utilizar los brazos para tareas funcionales como lavarse y vestirse
- ofrecer a las personas entrenamiento en tareas repetitivas después de un ictus en una serie de tareas para la debilidad de las extremidades superiores (como alcanzar, agarrar, señalar, mover y manipular objetos en tareas funcionales) y la debilidad de las extremidades inferiores (como transferencias de sentado a de pie, caminar y utilizar escaleras).
- no ofrecer de forma rutinaria férulas para muñecas y manos a las personas con debilidad en las extremidades superiores después de un ictus
- ofrecer entrenamiento para caminar (como ejercicios en cinta rodante) a las personas con ictus que son capaces de caminar, con o sin ayuda, para ayudarles a aumentar su resistencia y a moverse más rápidamente
Autocuidados
- los pacientes necesitan ayuda para cuidar de sí mismos
- Por lo tanto, los terapeutas ocupacionales con competencias básicas y formación en el análisis y la gestión de las actividades de la vida diaria deberían supervisar y tratar regularmente a la persona que ha sufrido un ictus. El tratamiento debe continuar hasta que la persona esté estable o sea capaz de progresar de forma independiente.
- se evalúe a las personas que han sufrido un ictus para determinar sus necesidades de equipamiento y si sus familiares o cuidadores necesitan formación para utilizarlo
Transferencia de cuidados del hospital a la comunidad
- ofrecer el alta temprana con apoyo a las personas que han sufrido un ictus y son capaces de pasar de la cama a la silla de forma independiente o con ayuda, siempre que se pueda proporcionar un entorno seguro y protegido
- el alta temprana con apoyo debe formar parte de un servicio especializado de rehabilitación del ictus y debe consistir en la misma intensidad de terapia y variedad de habilidades multidisciplinares disponibles en el hospital. No debe suponer un retraso en la prestación de cuidados.
Vuelta al trabajo
- Los problemas relacionados con la vuelta al trabajo deben identificarse lo antes posible tras el ictus, revisarse periódicamente y gestionarse de forma activa. La gestión activa debe incluir:
- identificar las exigencias físicas, cognitivas, comunicativas y psicológicas del trabajo (por ejemplo, realizar varias tareas a la vez respondiendo a correos electrónicos y llamadas telefónicas en una oficina con mucho trabajo)
- identificar cualquier impedimento que afecte al rendimiento laboral (por ejemplo, limitaciones físicas, ansiedad, fatiga que impida asistir a una jornada laboral completa, impedimentos cognitivos que impidan realizar varias tareas a la vez y déficits de comunicación)
- adaptar una intervención (por ejemplo, enseñar estrategias de apoyo a la multitarea o a las dificultades de memoria, enseñar el uso de programas informáticos activados por voz a las personas con dificultades para mecanografiar y realizar simulaciones de trabajo)
- información sobre la Ley de Igualdad de 2010 y las ayudas disponibles (por ejemplo, un plan de acceso al trabajo)
- visitas al lugar de trabajo y coordinación con las empresas para establecer adaptaciones razonables, como el suministro de equipos y la reincorporación gradual al trabajo.
Apoyo sanitario y social a largo plazo
- revisar las necesidades de atención sanitaria y social de las personas que han sufrido un ictus y las necesidades de sus cuidadores a los 6 meses y, posteriormente, una vez al año. Estas revisiones deben abarcar la participación y las funciones comunitarias para garantizar que se abordan los objetivos de las personas.
Referencia:
- NICE (junio de 2013). Rehabilitación tras un ictus - Rehabilitación a largo plazo tras un ictus