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Angiomiolipoma

Traducido del inglés. Mostrar original.

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Equipo de redacción

El angiomiolipoma es un importante tumor hamartomatoso benigno del parénquima renal:

  • En la mayoría de los casos, el angiomiolipoma es asintomático. Sin embargo, puede presentarse como una masa abdominal o con hematuria. La probabilidad de que un angiomiolipoma sea sintomático es mayor en los tumores de más de 4 cm de diámetro (1)
  • se presenta en más del 50% de los individuos con esclerosis tuberosa. También se produce esporádicamente y es cuatro veces más frecuente en las mujeres
  • un estudio reveló una incidencia del 0,25% en pacientes investigados mediante ecografía en un departamento de medicina interna (2)

El tumor está compuesto de grasa, vasos sanguíneos y músculo liso. La grasa tiene una densidad tisular característica que a menudo permite identificar fácilmente un angiomiolipoma en la TC.

La mayoría de los tumores pueden tratarse de forma conservadora, especialmente si son asintomáticos. En algunos casos en los que el diagnóstico no se establece con los hallazgos de imagen, la nefrectomía parcial permite el diagnóstico patológico con una pérdida mínima de la función. La resección del tumor puede ser necesaria para aliviar el dolor o la hemorragia. La embolización arterial selectiva también es una opción de tratamiento para la hemorragia (3). La nefrectomía radical también puede estar indicada en casos agudos graves, como una hemorragia masiva.

Se han descrito casos de cambios malignos en angiomiolipomas de pacientes sin esclerosis tuberosa (4,5), aunque parece que se trata de un caso poco frecuente y sólo objeto de informes de casos.

Se ha investigado la asociación entre el adenocarcinoma de células renales y los pacientes con esclerosis tuberosa -un grupo de pacientes en el que existe una asociación reconocida con el angiomiolipoma- (6) y los autores concluyen que "el análisis de la distribución de las características y la incidencia de; quistes renales, carcinoma de células renales y afectación de ganglios linfáticos no demuestra un mayor riesgo de carcinoma de células renales en pacientes con complejo de esclerosis tuberosa (P = NS). Aunque los datos anecdóticos han sugerido una relación entre el complejo de esclerosis tuberosa y el carcinoma de células renales, el metaanálisis de casos de complejo de esclerosis tuberosa renal, cambios quísticos, angiomiolipoma y carcinoma de células renales coincidentes implica un riesgo idéntico, aunque pequeño, de neoplasia maligna en pacientes con complejo de esclerosis tuberosa en comparación con la población normal".

Referencia:

  1. J Urol. 1993 Dic;150(6):1782-6.
  2. Urologe A. 1994 Ene;33(1):68-72.
  3. J Urol. 2002 Oct;168(4 Pt 1):1315-25.
  4. Int J Urol. 2003 May;10(5):271-3.
  5. Am J Surg Pathol. 2000 Jun;24(6):889-94.
  6. Eur J Radiol. 1998 Mayo;27(2):131-8.

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El contenido del presente documento se facilita con fines informativos y no sustituye la necesidad de aplicar el juicio clínico profesional a la hora de diagnosticar o tratar cualquier afección médica. Para el diagnóstico y tratamiento de todas y cada una de las afecciones médicas debe consultarse a un médico colegiado.

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