El diagnóstico del asma se basa en el reconocimiento de un patrón característico de síntomas y signos y en la ausencia de una explicación alternativa para los mismos.
Diagnóstico - evaluación inicial estructurada:
El valor predictivo de los síntomas o signos individuales es escaso, por lo que debe realizarse una evaluación clínica estructurada que incluya toda la información disponible de la anamnesis, la exploración y los registros históricos.
Los factores que deben tenerse en cuenta en una evaluación clínica estructurada inicial incluyen:
Síntomas episódicos
más de uno de los síntomas de sibilancias, disnea, opresión torácica y tos que ocurren en episodios con periodos sin síntomas (o con síntomas mínimos) entre episodios. Tenga en cuenta que esto excluye la tos como síntoma aislado en niños. Por ejemplo:
antecedentes documentados de ataques agudos de sibilancias, desencadenados por una infección vírica o la exposición a alérgenos, con mejoría sintomática y objetiva con el tiempo y/o el tratamiento
episodios intermitentes recurrentes de síntomas desencadenados por la exposición a alérgenos, así como por infecciones víricas y exacerbados por el ejercicio y el aire frío, y la emoción o la risa en niños
en los adultos, síntomas desencadenados por la toma de antiinflamatorios no esteroideos o betabloqueantes
un registro histórico de FEV1 o PEF significativamente inferiores durante los episodios sintomáticos en comparación con los periodos asintomáticos proporciona una confirmación objetiva de la naturaleza obstructiva de los síntomas episódicos
sibilancias confirmadas por un profesional sanitario mediante auscultación
Es importante distinguir las sibilancias de otros ruidos respiratorios, como el estridor o la respiración entrecortada. La exploración repetidamente normal del tórax cuando hay síntomas reduce la probabilidad de asma
evidencia de variabilidad diurna
síntomas que empeoran por la noche o a primera hora de la mañana
antecedentes atópicos
antecedentes personales de un trastorno atópico (es decir, eczema o rinitis alérgica) o antecedentes familiares de asma y/o trastornos atópicos, corroborados potencialmente por un registro previo de niveles elevados de IgE alergeno-específica, pruebas de punción cutánea positivas a aeroalérgenos o eosinofilia en sangre
Ausencia de síntomas, signos o antecedentes clínicos que sugieran diagnósticos alternativos (incluyendo pero no limitado a EPOC, respiración disfuncional, obesidad).
Evaluar la probabilidad de asma basándose en la evaluación clínica inicial:
Probabilidad alta:
Los adultos y niños con una evaluación clínica típica que incluya episodios recurrentes de síntomas (ataques), sibilancias oídas por un profesional sanitario, antecedentes históricos de obstrucción variable del flujo aéreo y antecedentes positivos de atopia y sin ninguna característica que sugiera un diagnóstico alternativo tienen una probabilidad alta de asma.
En pacientes con alta probabilidad de asma:
registrar al paciente como probablemente asmático y comenzar un inicio de tratamiento cuidadosamente monitorizado (normalmente 6 semanas de corticosteroides inhalados)
evaluar el estado del paciente con un cuestionario validado de síntomas, idealmente corroborado por pruebas de función pulmonar (FEV1 en las visitas clínicas o mediante flujos máximos domiciliarios seriados para capturar los momentos con/sin síntomas)
con una buena respuesta sintomática y objetiva al tratamiento, confirmar el diagnóstico de asma y registrar la base sobre la que se hizo el diagnóstico
si la respuesta es pobre o equívoca, comprobar la técnica de inhalación y la adherencia, organizar más pruebas y considerar diagnósticos alternativos.
Baja probabilidad:
Los adultos y niños que no presentan ninguna de las características típicas en la evaluación clínica estructurada inicial o que presentan síntomas que sugieren un diagnóstico alternativo tienen una probabilidad baja de padecer asma.
Si existe una baja probabilidad de asma y/o un diagnóstico alternativo es más probable, investigar el diagnóstico alternativo reconsiderando el asma si el cuadro clínico cambia o no se confirma un diagnóstico alternativo.
Si se reconsidera el asma, realizar o remitir a otras pruebas para investigar el diagnóstico de asma.
Probabilidad intermedia:
Los adultos y niños que presentan algunas, pero no todas, las características típicas del asma en una evaluación clínica estructurada inicial o que no responden bien a un inicio monitorizado del tratamiento tienen una probabilidad intermedia de asma
La espirometría, con reversibilidad broncodilatadora según proceda, es la prueba inicial preferida para investigar la probabilidad intermedia de asma en adultos, y en niños con edad suficiente para producir resultados fiables en la prueba.
En adultos y niños con una probabilidad intermedia de asma y obstrucción de las vías respiratorias identificada mediante espirometría, realizar pruebas de reversibilidad y/o un inicio monitorizado del tratamiento evaluando la respuesta al tratamiento mediante la repetición de las pruebas de función pulmonar y medidas objetivas del control del asma.
En adultos y niños con una probabilidad intermedia de asma y resultados de espirometría normales, realizar pruebas de provocación y/o medición de FeNO para identificar la inflamación eosinofílica.
En niños con una probabilidad intermedia de asma que no puedan realizar una espirometría:
considerar la espera vigilante si el niño está asintomático
ofrecer un ensayo de tratamiento cuidadosamente monitorizado si el niño es sintomático.
Compruebe la posibilidad de asma ocupacional preguntando a los trabajadores con sospecha de asma de nueva aparición o asma establecida mal controlada:
¿mejoran los síntomas los días que no se trabaja?
¿mejoran los síntomas durante las vacaciones?
Asegúrese de registrar todas las respuestas para su posterior revisión (2).
Añada a esta página información que sería útil tener a mano durante una consulta, como una dirección web o un número de teléfono. Esta información se mostrará siempre que visite esta página