Los componentes epiteliales de los pulmones se desarrollan a partir de una salida del tubo laringotraqueal que se proyecta inferiormente y luego lateralmente en el saco pericardio-peritoneal. Finalmente, este último forma la pleura. Los principales brotes pulmonares de cada lado se ramifican en elementos sucesivamente más pequeños del árbol bronquial. El mesodermo circundante migra a este tejido para formar cartílago y músculo.
El lecho capilar se desarrolla a las 23-24 semanas; esto define el límite de viabilidad del nacimiento. Los alvéolos definitivos no aparecen hasta el término del embarazo y continúan desarrollándose hasta los 8-11 años de edad. La mayoría de los alvéolos de un adulto se producen en esta época. El surfactante empieza a producirse a partir de los seis meses en el útero.
A término, se produce líquido pulmonar a un ritmo de 300 ml/día, lo que llena los pulmones hasta su volumen en reposo de 100 ml. También contribuye la deglución de líquido aminiótico; éste puede ser exhalado forzosamente al nacer o absorbido por los pulmones.
La combinación de movimientos respiratorios y un volumen suficiente de líquido contribuye al desarrollo adecuado de los pulmones.
Afecciones como el oligohidramnios provocan hipoplasia pulmonar, por ejemplo, en el síndrome de Potter.
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