La enfermedad de Alzheimer es progresivamente debilitante y dura entre un año y medio y quince años; la duración media es de 7-10 años. En la mayoría de los casos, la muerte se debe a una bronconeumonía (1).
Es importante reconocer el impacto que la enfermedad de Alzheimer puede tener en la familia del paciente (2). Las fases terminales de la asistencia domiciliaria se han descrito como un duelo en vida para el cuidador. La persona a la que aman está prácticamente perdida, mientras que lo que queda sirve como recordatorio constante de esta pérdida y fuente de dolor.
Estos y otros factores deben ser tenidos en cuenta por el médico que decreta que el paciente puede ser atendido adecuadamente en casa.
Referencias:
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