Si sólo hay un progenitor afectado, la probabilidad de tener un hijo afectado de epilepsia es de aproximadamente el 3%. El riesgo es menor si la epilepsia es focal o estructural, y mayor si la epilepsia es idiopática o generalizada. Sin embargo, incluso en estos últimos casos, el riesgo sigue siendo inferior al 5%. Existe una mayor incidencia de malformaciones congénitas en los bebés nacidos de padre(s) epiléptico(s) (2,5 - 7,5%).
Es importante que las madres epilépticas sigan tomando su medicación durante el embarazo. El riesgo para el embarazo es mayor por una epilepsia no controlada que por el pequeño potencial teratogénico del tratamiento.
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