Resumen de las conclusiones de un informe del Comité sobre los Efectos Médicos de los Contaminantes Atmosféricos (COMEAP) (1):
- Las pruebas epidemiológicas sugieren una asociación entre la exposición a contaminantes atmosféricos y el riesgo de desarrollar demencia y la aceleración del deterioro cognitivo. La literatura epidemiológica es inconsistente en cuanto a qué contaminante está más asociado con estos efectos
- existen pruebas de que la contaminación atmosférica, en particular la contaminación por partículas, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluidas las cerebrovasculares. Se sabe que estas enfermedades tienen efectos adversos sobre la función cognitiva. Por lo tanto, en nuestra opinión, es probable que exista una relación causal entre la contaminación atmosférica por partículas y los efectos sobre la función cognitiva de las personas mayores.
- La base de pruebas es actualmente inadecuada para permitir una cuantificación directa mediante un metaanálisis de los estudios epidemiológicos que relacionan la contaminación atmosférica con el deterioro cognitivo o la demencia. Por lo tanto, la cuantificación directa del deterioro cognitivo o la demencia asociados a la contaminación atmosférica estaría sujeta a una incertidumbre desconocida.
- podría ser posible desarrollar un método indirecto de cuantificación de los efectos cognitivos secundarios a los efectos de la contaminación por partículas sobre las enfermedades cardiovasculares. Esto requeriría una revisión de las pruebas relativas a la relación cuantitativa entre los criterios de valoración cardiovasculares y los efectos sobre la cognición.
El COMEAP revisó cerca de 70 estudios en poblaciones humanas (estudios epidemiológicos) que analizaban los posibles vínculos entre la contaminación atmosférica y el deterioro de la capacidad mental y la demencia en personas mayores.
- también tuvo en cuenta estudios que investigaban cómo podría afectar la contaminación atmosférica al cerebro
Se han sugerido varios mecanismos por los que los contaminantes atmosféricos podrían tener efectos directos en el cerebro. Entre ellos se incluyen:
- la translocación de pequeñas partículas del pulmón al torrente sanguíneo y de ahí al cerebro
- las pruebas sugieren que una pequeña proporción de partículas muy pequeñas que se inhalan pueden entrar en el cerebro, tanto desde la sangre como a través de los nervios olfativos que van de las fosas nasales a los bulbos olfativos
- está mucho menos claro si la exposición a concentraciones ambientales de material particulado da lugar a una translocación suficiente para producir daños en el cerebro
- las pruebas sugieren que las partículas que entran en el cerebro se eliminan lentamente, si es que lo hacen
- los estudios con animales e in vitro sobre partículas ultrafinas, gases de escape de motores diesel u ozono han mostrado efectos sobre el cerebro o las células cerebrales
- los mecanismos implicados incluyen la generación y liberación de radicales libres en el cerebro y la inducción de una respuesta inflamatoria; es probable que estos dos mecanismos estén relacionados entre sí
- los estudios experimentales generalmente utilizaron una exposición a concentraciones superiores a las ambientales y se llevaron a cabo durante periodos de tiempo cortos, por lo que no está claro hasta qué punto pueden ser informativos sobre los efectos en poblaciones humanas expuestas crónicamente a concentraciones más bajas
- no obstante, indican que varios contaminantes comunes pueden afectar a la función cerebral (1)
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