La angiografía revela un aneurisma en el 85% de los casos de hemorragia subaracnoidea. En el otro 15% de los casos, está indicado repetir la angiografía si el patrón de la hemorragia en la TC sugiere un origen aneurismático, o si existe un espasmo arterial que podría reducir el flujo lo suficiente como para que el aneurisma no sea discernible.
Se necesitan tres vistas: anteroposterior, lateral y oblicua. De este modo se evita confundir cualquier asa vascular vista de frente con un aneurisma. Los aneurismas se producen preferentemente en las bifurcaciones de los vasos, especialmente en las uniones de ángulo agudo, y deben buscarse alrededor del círculo de Willis, en los vasos cerebrales medios y pericallosos, y en la arteria vertebral en el origen de la arteria cerebelosa inferior posterior.
Las malformaciones arteriovenosas se manifiestan por una salida anormal de sangre en la fase arterial.
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