La orina debe mantenerse estéril desde las primeras fases de la lesión. Las alternativas habituales son el sondaje repetido, el drenaje continuo mediante una sonda permanente y el sondaje suprapúbico.
Los tetrapléjicos y parapléjicos con discapacidades debidas a una lesión medular más que a una lesión de la equina caudal, desarrollan una actividad involuntaria del detrusor al cabo de unas 6 semanas. El objetivo del tratamiento es estimular este reflejo, que se produce en respuesta a una presión elevada de la vejiga. Esto se consigue evitando la sobredistensión de la vejiga en las primeras fases y mediante golpecitos en la región suprapúbica una vez que comienza la respuesta refleja. Se aplica una presión suprapúbica firme para minimizar el volumen residual.
También se producen contracciones espontáneas. Los hombres reciben alguna forma de recogida de orina, por ejemplo, una bolsa de Texas (un preservativo al que se fusiona un tubo colector que desemboca en una bolsa urinaria). No existe un sistema equivalente para las mujeres, que necesitan compresas absorbentes y bragas de plástico.
El autosondaje intermitente continuo es necesario para las lesiones de la equina caudal, ya que estos pacientes no consiguen establecer una vejiga automática.
La lesión medular también se acompaña de calcificación debido a la movilización de minerales esqueléticos. Los lavados vesicales ayudan a minimizar la formación de cálculos vesicales. Sin embargo, a menudo pueden aplastarse si se desarrollan.
La infección urinaria se evita manteniendo una ingesta elevada de líquidos y garantizando un volumen de orina residual bajo. Pueden administrarse antisépticos urinarios locales, como el ácido mandélico, cuando haya indicios de sepsis urinaria.
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