La ingesta media diaria de lípidos en la dieta es de unos 70 g. La mayor parte de la grasa ingerida son triglicéridos, otra parte está en forma de fosfolípidos y esteroles. Todos estos compuestos presentan la dificultad de la inmiscibilidad en agua, que de otro modo dificultaría su absorción.
Por lo tanto, antes de la absorción se produce la emulsificación de la grasa ingerida -mezcla con agua por la acción física del estómago- y la formación de micelas -partículas muy pequeñas con la parte hidrófila de la molécula lipídica en el exterior-. Esto se ve facilitado por la acción de los ácidos biliares, que reducen la tensión superficial. Las micelas tienen la ventaja de presentar una gran relación superficie/volumen, lo que permite una mayor actividad de las enzimas en su superficie y una asociación íntima con la mucosa absorbente lipofílica.
La siguiente etapa de la digestión depende de la molécula absorbida y se produce en gran parte en el intestino delgado:
La producción deficiente de sales biliares o su transporte al intestino delgado provoca esteatorrea.
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