Existen pruebas epidemiológicas sólidas, aunque no inequívocas, que sugieren que los carotenoides de la dieta tienen un efecto protector contra el cáncer y otras enfermedades degenerativas como las cataratas y la degeneración macular de la retina. Por ejemplo, los suplementos de betacaroteno pueden reducir la carga de leucoplasia y otras lesiones preneoplásicas en sujetos con alto riesgo de desarrollar cáncer oral.
El betacaroteno parece proteger principalmente contra la progresión del cáncer, mientras que los retinoides y los carotenoides con grupos oxi parecen tener un efecto protector en las fases más tempranas de la carcinogénesis.
Los mecanismos que median estos efectos no son seguros. La actividad antioxidante de los carotenoides está recibiendo mucha atención a este respecto. Otra hipótesis implica a la proteína conexina, responsable de la comunicación entre las células, cuya síntesis puede verse reforzada por los carotenoides y los retinoides.
Ref. Bates, C.J. (1995), Vitamina A, Lancet 345, 31-35.
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