La placenta previa puede ser el resultado de una implantación baja del blastocisto o de la fusión de la decidua capsular con la decidua vera. Tras una implantación baja, la placenta previa no es inevitable, y el examen ecográfico ha demostrado que la mayoría de estos casos abortan o se resuelven a medida que crece el útero.
Una placenta de gran tamaño puede causar placenta previa, ya que su porción inferior se superpone total o parcialmente al orificio cervical interno.
La atrofia y la inflamación, quizá secundarias a una cesárea anterior, provocan una vascularización decidual defectuosa y, por tanto, placenta previa.
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