La placenta previa no suele ser peligrosa ni para la madre ni para el bebé: el riesgo de desprendimiento de la placenta es mucho mayor. La hemorragia posparto es más frecuente con la placenta previa debido a la menor capacidad de retracción del segmento inferior.
Más del 50% de las pacientes están cerca del término cuando se produce la hemorragia, y la mayoría de ellas se tratan de forma conservadora. Por lo general, son las madres con hemorragia excesiva, y más raramente parto prematuro, las que deben ser atendidas.
Los bebés prematuros son más frecuentes en una población con placenta previa que en la población general, y tienen una mayor morbilidad y mortalidad.
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