Esto depende del inicio -agudo o crónico- y de la magnitud del polihidramnios.
En el polihidramnios agudo, la madre suele ingresar en el hospital y se le realiza una ecografía para descartar anomalías fetales. Si el feto parece normal, se toman medidas para intentar evitar el parto prematuro, como el uso de antagonistas de las prostaglandinas. Los diuréticos y la restricción de agua y sal parecen ser poco útiles y potencialmente peligrosos.
En el polihidramnios crónico se realiza una ecografía y una prueba de tolerancia a la glucosa. Si el polihidramnios no es grave, la paciente no ingresa en el hospital.
No existe ningún tratamiento satisfactorio para el polihidramnios sintomático, agudo o crónico, aparte de la liberación lenta de líquido amniótico mediante una aguja transabdominal. Durante el parto, si las membranas se rompen artificialmente, el procedimiento debe realizarse de forma que la liberación de líquido sea lenta y controlada. Puede emplearse la amniocentesis abdominal para extraer líquido amniótico antes de la rotura de las membranas.
Si nace un bebé aparentemente normal de una madre con polihidramnios, el pediatra debe comprobar si existe alguna enfermedad como la atresia esofágica.
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