Técnicas

Se utilizan muchas técnicas para lograr la fijación interna:

• Tornillos: se utilizan para comprimir las placas contra el hueso o los fragmentos óseos entre sí. En este último caso, la rosca no debe engranar ambos fragmentos, ya que tenderá a mantenerlos separados en lugar de ponerlos en aposición.
  
  
• placas - se utilizan para mantener los huesos correctamente en posición y comprimir los dos extremos entre sí. Suelen aplicarse en el lado de tracción de la fractura. Las complicaciones surgen de su tamaño -dificultad de acceso y de cierre cutáneo- y de su rigidez -pueden producir osteoporosis por desuso o fracturas por estrés en los extremos de la placa-.
  
  
• Clavos intramedulares - indicados sobre todo para las fracturas de la parte media del fuste en los huesos largos y para mantener la longitud y la alineación. Pueden surgir problemas de rotación - mal controlada - y en el escariado de un canal que sujete firmemente el vástago a lo largo de toda la cavidad medular.
  
  
• Clavos de bloqueo: una variante de los clavos intramedulares en la que tornillos transversales fijan los fragmentos óseos al clavo. Los tornillos permiten un mejor control de la rotación y están indicados en fracturas segmentarias de los huesos largos. Sin embargo, a menudo son difíciles de insertar.
  
  
• Alambres: los alambres de banda de tensión son útiles en las fracturas transversales de la rótula y el olécranon, en las que la fractura puede desplazarse por acción muscular. El alambre se coloca en forma de lazo en el lado exterior de la fractura, de modo que se tensa al flexionar la articulación. Los principales problemas son el deslizamiento y la rotura del alambre. El alambre de cerclaje se utiliza a menudo en fracturas en espiral, pero ocasionalmente puede provocar la rotura de las puntas de los fragmentos o, más raramente, la rotura transversal de todo el hueso.
  
  
• Clavo-placa: puede utilizarse un clavo y una placa, por ejemplo, para fijar una fractura trocantérica del fémur.