La detección precoz es vital para el pronóstico. Todo paciente con ronquera persistente merece un examen ORL inmediato y exhaustivo.
Se realiza una laringoscopia directa para evaluar la movilidad de las cuerdas vocales y buscar la propagación a la supraglotis o la subglotis.
La radioterapia se administra a la mayoría de los tumores. Puede alcanzar una tasa de curación del 95% con lesiones T1 y es beneficiosa en la mayoría de los casos. El cuello debe irradiarse en pacientes con enfermedad ganglionar.
La cirugía primaria puede ofrecerse para la enfermedad avanzada.
La laringectomía total y la disección radical del cuello suelen realizarse en casos de enfermedad residual o recurrente.
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