La fuga consiste en el alejamiento repentino del entorno familiar durante un episodio amnésico.
Durante la fuga puede asumirse brevemente una nueva identidad y estos estados suelen durar entre unas horas y unos días. En raras ocasiones pueden durar semanas, lo que permite al paciente alejarse, asumir una nueva identidad y al recuperarse, lo que suele ocurrir de forma brusca y completa, no recordar nada de los acontecimientos recientes.
Las fugas también se producen en la epilepsia, los trastornos depresivos graves y el alcoholismo.
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