Los trastornos de la personalidad (TP) son patrones de comportamiento desadaptativos y profundamente arraigados que aparecen desde el final de la infancia hasta los primeros años de la edad adulta.
- la definición del término "personalidad" sigue siendo un concepto controvertido.
- La definición más utilizada es;
"un patrón perdurable de pensamientos, sentimientos y comportamiento en un individuo que nos hace diferentes unos de otros" (1).
- Las personas con EP muestran un patrón duradero de percepción, relación y pensamiento sobre el mundo exterior y sobre sí mismas que es inflexible y se desvía notablemente de las expectativas culturales, y que se manifiesta en una amplia gama de contextos sociales y personales.
- además, tienen un abanico limitado de sentimientos, actitudes y comportamientos con los que hacer frente a las tensiones de la vida cotidiana (1)
- los indicadores sugeridos para el trastorno de la personalidad en entornos no especializados incluyen (2):
- indicadores fuertes
- afectividad negativa y desregulación afectiva (cambios rápidos de humor, bajo estado de ánimo, ansiedad, ira, desapego)
- desregulación de los impulsos (conductas de riesgo, promiscuidad sexual, abuso de alcohol y sustancias)
- problemas interpersonales:
- a) En la vida "exterior" (p. ej., relaciones turbulentas, violencia, dependencia, evitación, aislamiento);
- b) En el encuentro clínico (p. ej., mayor uso de recursos, crisis recurrentes, sensación de estancamiento). En particular, la turbulencia y las relaciones volátiles suelen ser características de las dificultades del trastorno límite de la personalidad
- fuertes reacciones emocionales en el clínico durante el encuentro clínico
- desviaciones inusuales de la práctica clínica establecida (p. ej., prescripción fuera de lo habitual, distribución del tiempo clínico, trabajo fuera de la experiencia)
- respuestas deficientes a tratamientos basados en la evidencia para otros trastornos mentales (ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático)
- otros posibles indicadores a tener en cuenta:
- síntomas cognitivo-perceptivos (ideas rígidas o extrañas, antagonismo, falta de confianza, síntomas disociativos o cuasi-psicóticos inusuales)
- evidencia de conductas autolesivas (cicatrices, marcas en la piel), antecedentes significativos de autolesiones deliberadas y conductas suicidas
- síntomas inexplicables desde el punto de vista médico
- padres de niños que presentan evidencias de déficits en el entorno familiar (por ejemplo, negligencia, abuso, adversidad social o trauma)
- adversidad temprana e historia de trauma (pero no adoptar un enfoque mecanicista, asumiendo o excluyendo un diagnóstico basado en la presencia o ausencia de adversidad y trauma)
- diagnóstico en la infancia de trastorno emocional, conductas perturbadas o trastorno de conducta.
Estos trastornos se caracterizan por síntomas muy antiguos que han estado presentes más o menos sin cambios a lo largo de la vida adulta del paciente. Éste es el principal factor distintivo entre los trastornos de la personalidad y las enfermedades neuróticas o psicóticas, que son el resultado de un proceso mórbido de algún tipo y tienen un inicio y un curso temporal más reconocibles (1).
Se cree que la causa de los TP es el resultado de múltiples factores genéticos y ambientales que interactúan.
- los estudios sugieren que la heredabilidad de los rasgos de personalidad y de los trastornos de la personalidad oscila entre el 30% y el 60%
- las experiencias familiares y de la primera infancia desempeñan un papel importante, como haber sufrido abusos (emocionales, físicos y sexuales), abandono e intimidación (1).
Manejo en atención primaria
- la atención a las personas con trastornos de la personalidad en atención primaria requiere un enfoque centrado en la persona que promueva el diálogo abierto y reduzca el estigma (2)
- el objetivo no es proporcionar una cura o "arreglar" algún fallo subyacente, sino comprometerse de forma curiosa y compasiva con la persona que experimenta angustia en su intento de comprender y gestionar su dolorosa experiencia, incluso cuando sus deseos y expectativas puedan parecer inicialmente poco claros o confusos
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