Asegúrese de que el entorno favorece el sueño. Una luz suave (luz nocturna o luz de descansillo), juguetes en la cama (no excitantes) y, posiblemente, una grabadora que reproduzca un cuento pueden ayudar.
Los siguientes pasos pueden ser necesarios y están adaptados de:
- ambos padres deben estar de acuerdo en que este método de gestión es adecuado. No hay deshonra en sentir que esta forma de control es demasiado dura.
- los padres deben explicar al niño lo que va a ocurrir. Deben explicarle que, después de darle el beso de buenas noches, no se acercarán a él cuando llore. Desean que se tumbe tranquilamente y esperen a que se duerma.
- El niño no debe salir por la puerta. Sin embargo, debe tener la seguridad de que sus padres siguen cerca y no le han abandonado. Se puede utilizar una cadena antirrobo o una barrera en la puerta.
- los padres deben comportarse de manera que el niño sepa que están cerca, por ejemplo, hablando o viendo la televisión.
- puede que los padres tengan que hacer algo para poder soportar escuchar los gritos. Puede que tengan que avisar a los vecinos.
- La duración del llanto antes de que el niño se duerma debe anotarse en una tabla.
- hay que decir a los padres que el llanto puede empeorar antes de mejorar. A menudo, el llanto mejora al cabo de 4 noches.
- a la mañana siguiente, se recompensará al niño por haberse dormido solo, por ejemplo, con una estrella en la tabla que hay al pie de la cama.