El pulgar cerrado congénito es una anomalía en la que el metacarpiano se mantiene en aducción y la articulación interfalángica flexionada. Es normal que los bebés menores de 4 meses cierren el pulgar; sin embargo, si los síntomas persisten más allá de esta edad, hay que diferenciar entre pulgar cerrado congénito, pulgar en gatillo, hipoplasia del pulgar o variante menor de mano en maza radial.
Los varones se ven afectados con el doble de frecuencia que las mujeres. El pulgar en pinza se asocia con el síndrome digitotalar y el síndrome de Freeman-Sheldon.
Las características clínicas pueden indicar el problema anatómico subyacente:
Más de uno de estos tres tendones puede estar ausente o hipoplásico en el mismo pulgar. Además, puede haber laxitud cutánea inadecuada, contracturas articulares, ligamentos colaterales laxos y ausencia del músculo extensor indicis proprius.
La mayoría de los niños mejoran con splintage en extensión. La intervención quirúrgica está justificada si el splintage fracasa tras un periodo de prueba de al menos tres meses. La cirugía depende de la deficiencia, pero puede incluir la profundización del espacio de la cintilla y la transferencia tendinosa para permitir la extensión del pulgar utilizando el extensor indicis proprius (EIP), el extensor digiti minimi, el extensor carpi ulnaris o el flexor digitorum superficialis. Además de una deficiencia de los tendones del pulgar, el EIP también puede estar ausente en la misma mano y, por lo tanto, cualquier plan quirúrgico para la reconstrucción debe tener una opción de tendón de reserva si el EIP resulta ser deficiente en la exploración.
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