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En el segundo periodo de 24 horas desde una quemadura grave, las necesidades de líquidos suelen ser menores. Los líquidos de mantenimiento deben continuar. En esta fase, pueden añadirse coloides para evitar la pérdida extravascular. El volumen que debe administrarse se calcula mediante la fórmula de Brooke: 0,5 ml de albúmina al 5% por kilogramo de peso corporal por porcentaje de superficie corporal total.
Una vez más, es importante destacar que el ritmo de administración de líquidos debe modularse en función de los signos clínicos y la perfusión tisular, tal como indica la diuresis.
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