La alimentación con PEG debe considerarse para cualquier paciente que no pueda satisfacer sus necesidades nutricionales por vía oral y que probablemente requiera un soporte nutricional artificial durante al menos cuatro semanas. Las situaciones clínicas en las que pueden darse estas condiciones pueden dividirse en las siguientes grandes categorías:
A. Disfagia mecánica debida a una obstrucción del tracto aerodigestivo superior (por ejemplo, cáncer de cabeza y cuello).
B. Disfagia neurológica, cuando existen perspectivas de recuperación de la enfermedad subyacente (por ejemplo, muchos accidentes cerebrovasculares agudos).
C. Incapacidad para comer debida a un daño neurológico global, cuando hay perspectivas de recuperación de la enfermedad subyacente (por ejemplo, lesión cerebral, coma reversible).
D. Cuando no hay problemas para comer pero las necesidades nutricionales están aumentadas debido a una malabsorción (por ejemplo, fibrosis quística, enfermedad de Crohn).
E. Cuando no hay malabsorción ni disfagia, pero la enfermedad crónica causa pérdida de peso debido a la pérdida de apetito y/o al aumento del catabolismo (por ejemplo, insuficiencia renal crónica).
F. Disfagia neurológica, cuando la causa es un trastorno neurológico progresivo sin perspectivas de recuperación (por ejemplo, enfermedad de la neurona motora).
G. Incapacidad para comer debida a un daño neurológico global grave, cuando no hay perspectivas de recuperación de la enfermedad subyacente (por ejemplo, estado de respuesta mínima, accidente cerebrovascular grave).
H. Incapacidad para comer debida a demencia grave
I. Cuando hay rechazo a comer debido a un trastorno psiquiátrico (por ejemplo, depresión o anorexia nerviosa)
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