El sacro y los dos huesos innominados forman un anillo. El anillo es débil anteriormente en la sínfisis púbica y fuerte posteriormente debido a los ligamentos sacroilíaco e iliolumbar.
En el adulto con una pelvis rígida, una fractura en un punto del anillo se acompaña invariablemente de una segunda fractura en otro lugar. No ocurre lo mismo en los niños, cuya sínfisis y articulaciones sacroilíacas son más flexibles. Sin embargo, esta segunda fractura no siempre es visible porque se reduce inmediatamente, se impacta o atraviesa una articulación.
Las fracturas de pelvis pueden ser estables o inestables. Una fractura es estable siempre que los elementos sacroilíacos no estén completamente rotos.
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