Los nervios craneales se dañan con frecuencia en los traumatismos craneoencefálicos. Los afectados dependen del tipo de lesión.
En general, el nervio olfativo es el más afectado, lo que provoca anosmia. Probablemente, esto se debe a que las finas fibras olfatorias que atraviesan la lámina cribiforme son fácilmente cizalladas por los movimientos del cerebro y el bulbo olfatorio.
El facial y el vestíbulo-coclear son otro grupo comúnmente afectado y están asociados con fracturas del hueso temporal petroso. La parálisis facial puede ser inmediata o retardada. Son frecuentes el vértigo, el tinnitus y la sordera neurosensorial.
Los nervios craneales II, III, IV y VI resultan dañados con menor frecuencia. El nervio óptico puede resultar dañado por una fractura que atraviese la órbita, o secundario a una presión intracraneal prolongada. Hay pérdida visual o defecto de campo en un ojo. La hemianopia bitemporal es consecuencia de una lesión quiasmática.
Los nervios craneales tercero, cuarto y sexto pueden resultar dañados por una fractura de la fosa craneal anterior o media como consecuencia de la herniación del tercero. Las pupilas pueden ser desiguales, y puede haber ptosis y alteración de los movimientos oculares. La función oculomotora es un signo de localización importante en el tratamiento más inmediato del traumatismo craneoencefálico.
En ocasiones, las fracturas del petroso o del esfenoides dañan el nervio trigémino. Produce anestesia facial.
Los demás nervios craneales rara vez resultan dañados.
Añada a esta página información que sería útil tener a mano durante una consulta, como una dirección web o un número de teléfono. Esta información se mostrará siempre que visite esta página