La perforación de la vesícula biliar suele producirse como consecuencia de una lesión necrótica de la pared de la vesícula.
La afección está predispuesta por una colecistitis aguda que, a su vez, puede causar un empiema de la vesícula biliar. La arteria cística puede trombosarse y, al tratarse de una arteria terminal, el tejido de la vesícula biliar se necrosa. En esta fase, los cálculos pueden perforar la vesícula biliar por la acción de la presión desde el interior. La propagación de la bilis infectada a la cavidad abdominal se asocia a una elevada tasa de mortalidad.
El tratamiento consiste en una colecistectomía o una colecistostomía.
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