La calorimetría indirecta es un medio de evaluar las necesidades energéticas del individuo a partir de la relación entre la energía gastada, la proporción de carbono de la fuente de energía quemada y el oxígeno consumido. De ahí que el cociente respiratorio varíe en función del combustible:
Fuente de energía Cociente respiratorio
Utilizando la excreción urinaria de urea, es teóricamente posible evaluar la contribución de la oxidación de las proteínas y retroceder para determinar las contribuciones relativas de los hidratos de carbono y las grasas.
En la práctica, es necesario conectar al paciente a un aparato para medir el oxígeno inspirado y espirado y el dióxido de carbono. Entre los aparatos se incluyen la desgarbada bolsa de Douglas y las cúpulas selladas.
Desde un punto de vista pragmático, en la mayoría de los pacientes, la calorimetría indirecta es demasiado difícil de realizar como para ser de utilidad diaria. En su lugar, se realizan evaluaciones aproximadas de las necesidades energéticas basándose en la evaluación clínica y/o en medidas antropométricas.
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