Las fuentes de energía alimentaria utilizadas en los animales tienen en común la presencia de enlaces carbono-carbono y carbono-hidrógeno que pueden oxidarse a dióxido de carbono y agua en una reacción exotérmica:
- glucosa:
- normalmente constituye el 50-95% del gasto energético total
- fuente de energía obligatoria para el cerebro, los eritrocitos, la médula renal y los leucocitos
- la glucosa ingerida se fosforila en el hígado y se convierte en glucosa-6-fosfato; a continuación, se metaboliza en glucógeno, ácidos grasos o glucosa, en función de las necesidades metabólicas
- la ingesta excesiva de hidratos de carbono (normalmente más de 30 kcal/kg/día) no puede utilizarse como fuente de energía, sino que se convierte en grasa. Esta conversión provoca un aumento del cociente respiratorio debido a un aumento de la producción de CO2. Este aumento de CO2 puede precipitar una insuficiencia respiratoria en un paciente susceptible y debe tenerse en cuenta al planificar la dieta de las personas con compromiso respiratorio, por ejemplo, los pacientes ventilados.
- Grasas:
- normalmente constituyen el 10-40% del gasto energético total
- en individuos sanos, el cuerpo almacena una gran cantidad de grasas en forma de triglicéridos
- Proteínas: contribución mínima al gasto energético, excepto en estados de inanición y catabolismo aumentado, cuando puede producirse un aumento de la gluconeogénesis en el hígado.
La energía liberada por las reacciones metabólicas se utiliza para crear compuestos de almacenamiento de energía dentro de las células, p. ej. ATP, glucógeno.