La respuesta inmunitaria del paciente influye en el periodo de incubación y en el curso de la enfermedad. Una respuesta inmunitaria eficaz hace que la enfermedad sea tuberculoide con granulomas que contienen células epiteloides y linfocitos, pero pocos o ningún bacilo demostrable. Una respuesta inmunitaria ineficaz dará lugar a una enfermedad lepromatosa con un cuadro histológico dominado por histiocitos (células epitelioides) llenos de bacilos, pero pocos linfocitos.
Las formas tuberculoide y lepromatosa de la enfermedad representan los dos polos de la enfermedad. Los pacientes que desarrollan formas intermedias entre estas dos formas se describen como borderline.
La enfermedad se caracteriza por máculas cutáneas hipopigmentadas, pápulas o lesiones anulares asociadas a pérdida de sensibilidad, especialmente al tacto o la temperatura, y lesiones nerviosas. Los daños en los nervios más grandes pueden causar anestesia tipo guante y media, con úlceras traumáticas en zonas indoloras. La aparición suele ser insidiosa.
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