Los stents liberadores de fármacos (DES) ofrecen todas las propiedades mecánicas de los stents intracoronarios desarrollados originalmente, pero pueden inhibir el desarrollo de la proliferación neointimal.
Los stents liberadores de fármacos están recubiertos de un polímero que contiene fármacos antiproliferativos. Estos fármacos pueden filtrarse a la pared del vaso durante las dos primeras semanas tras el tratamiento y se ha demostrado que tienen un efecto importante en la reducción de la incidencia de reestenosis. Las dosis de fármacos necesarias para lograr un efecto local no tienen efectos sistémicos.
Los DES se recomiendan en pacientes con lesiones largas y en vasos pequeños (30-40% de todas las angioplastias) (1)
a menos que estén contraindicados, la aspirina y el clopidogrel se utilizan en todos los pacientes, y este último suele continuarse durante 3-6 meses tras la implantación del stent liberador de fármacos.
Notas:
un estudio observacional reveló que los SLF aumentan el riesgo de muerte cardiaca tardía o IM más que los stents metálicos sin recubrimiento (2)
la trombosis tardía del stent documentada y la muerte/IM del vaso diana relacionados fueron dos veces más frecuentes después de la implantación de un SLF que de un SLB (2,6% frente a 1,3%)
los autores del estudio concluyeron que, tras la interrupción del clopidogrel, se mantenían los beneficios de los SLF en la reducción de la revascularización del vaso diana. Sin embargo, esto debe sopesarse con un aumento de las muertes cardíacas tardías o los IM no mortales, posiblemente relacionados con la trombosis tardía del stent.
un metaanálisis que comparaba los SLF con los stents metálicos sin recubrimiento en la cardiopatía coronaria reveló (3)
los SLF para el tratamiento de la enfermedad coronaria no reducen la mortalidad total en comparación con los stents metálicos sin recubrimiento
algunas pruebas sugieren que los stents liberadores de sirolimus, pero no los de paclitaxel, pueden provocar un aumento de la mortalidad no cardiaca
otro metaanálisis reveló que la disminución significativa de la reestenosis angiográfica asociada al uso de SLF, en comparación con los stents metálicos sin recubrimiento, no sólo conduce a una menor necesidad de procedimientos de revascularización posteriores, sino también a una menor incidencia de infarto de miocardio durante los primeros 12 meses tras la implantación del stent (4)
Referencia:
Fundación Británica del Corazón (Factfile 5/2004). Stents liberadores de fármacos.
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