No existen directrices definitivas para el tratamiento de los tumores intracraneales. Cada lesión requiere la debida consideración de
En general, el tratamiento conservador es el de elección siempre que existan medidas específicas, por ejemplo en los adenomas hipofisarios.
Los tumores benignos se tratan mejor mediante escisión, excepto cuando son inaccesibles o están adheridos a estructuras adyacentes.
El tratamiento de los tumores malignos y de las lesiones benignas no extirpables es más complejo. Cualquier edema existente puede reducirse utilizando esteroides como la dexametasona con diuréticos como el manitol para reducir la PIC. La dificultad estriba entonces en decidir cuándo y cómo operar. En los tumores pequeños y asintomáticos puede ser apropiado repetir el TAC; el TAC inicial proporciona una base de referencia para evaluar la evolución del tumor.
Puede realizarse una biopsia estereotáctica o con orificio de fresa para identificar mejor la histología de la lesión. En función de la naturaleza y la localización del tumor, puede procederse a su extirpación parcial o total.
La radioterapia suele utilizarse sola o tras la cirugía. Muchos tumores intracraneales, aunque no todos, son radiosensibles.
Hasta la fecha, la quimioterapia ha sido decepcionante. La principal dificultad es encontrar un fármaco que atraviese la barrera hematoencefálica. Dependiendo del tipo de tumor, pueden utilizarse BCNU, CCNU, vincristina y metotrexato.
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