La conjuntivitis suele ser de origen bacteriano, pero no es infrecuente que forme parte de muchas infecciones no bacterianas como el sarampión, la rubéola, la leptospriosis, la enfermedad de Reiter y la tularemia.
Una conjuntivitis persistente sugiere una etiología viral o alérgica.
Una conjuntivitis aguda purulenta puede ser una secuela rara de un agente infeccioso potente como el gonococo.
La conjuntivitis clamidial - como el tracoma - es una causa frecuente de ceguera en los países tropicales y subtropicales.
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