Los tumores benignos no infiltran ni invaden los tejidos circundantes. Sin embargo, el efecto del aumento del volumen local de células suele ejercer presión sobre los tejidos circundantes. Esto suele provocar la compresión y atrofia de estos últimos, dando lugar a una pseudocápsula que facilita la extirpación del tumor discreto durante la cirugía. La expansión local rara vez da lugar a complicaciones debido a los efectos de la compresión de las estructuras cercanas, por ejemplo, nervios y vasos.
Los tumores malignos se caracterizan por su capacidad de infiltración e invasión. A menudo, esto ocurre de forma fortuita, sin un límite claro de avance y sin una cápsula que facilite la resección quirúrgica. En este caso, es necesario extirpar el borde visible del tejido anormal con un margen de tejido normal, por ejemplo linfático, en función del tipo de tumor y del grado de agresividad: cirugía radical.
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